10 de marzo de 2011

Foro Social Mundial de Migraciones

Por Isabel Berganza Setién
Departamento Pastoral de Movilidad Humana - Conferencia Episcopal Peruana

Entre el 8 y el 12 de octubre se llevó a cabo en Quito (Ecuador) el IV Foro Social Mundial de las Migraciones (FSMM), con el lema “Pueblos en Movimiento por una Ciudadanía Universal: Derrumbando el modelo, construyendo actores”. Continúa, así, el camino comenzado por los movimientos sociales en Porto Alegre (Brasil, 2005), Rivas Vaciamadrid (España, 2006) y Rivas Vaciamadrid (España, 2008).

Este Foro se produce en el contexto de crisis mundial, crisis del modelo capitalista, que como se afirma en la Declaración de Quito, “en su afán de acumulación desmedida, profundiza la degradación ambiental y la precarización laboral. (…)Igualmente implica la agudización del desarrollo desigual y de las asimetrías al interior de los países y entre los países y regiones, con el incremento de la inequidad y la exclusión social, la discriminación, el racismo y la xenofobia”.

La crisis económica también llegó a la organización del FSMM (según comentarios de asistentes con mayor experiencia), provocando poca presencia de delegaciones, especialmente asiáticas y africanas. Sin embargo, se respiraban los deseos de participar, dialogar y reflexionar juntos y juntas para encontrar nuevas vías alternativas a este sistema actual.

Las conferencias, foros y talleres giraron en torno a cuatro temáticas: 1. Crisis globales y flujos migratorios, 2. Derechos Humanos y Migración, 3. Diversidad, convivencia y transformaciones socioculturales y 4. Nuevas formas de esclavitud, explotación humana y servidumbre. Además, se mostró una gran preocupación por el cambio climático y se puso de manifiesto la necesidad de repensar un sistema que proteja el medio ambiente.

Uno de los temas a destacarse fue el proceso de criminalización de las migraciones, llevadas a cabo en diferentes países y que conllevan a la externalización y militarización de las fronteras, lo cual “tiene su cara más cruda en los recientes acontecimientos de expulsión del pueblo Rom (etnia gitana) de Francia, en los constantes rechazos en la Valla de Melilla, en la Ley Arizona, los miles de muertos en las diferentes fronteras del mundo, los miles de desplazados climáticos anuales de Bangladesh y la masacre de los 72 migrantes en Tamaulipas, México” (Declaración de Quito).

Se reconoció que existe una violación sistemática de los derechos humanos a las personas migrantes, refugiadas y desplazadas en los diferentes países y fronteras. Este hecho hace necesario el impulso de políticas públicas globales que defiendan la vida de estas personas. Se necesita mayor conocimiento de las realidades específicas, así como indicadores que permitan evaluar el grado de cobertura de los derechos humanos de estas personas en movilidad, y el aporte y los costos que suponen los migrantes para los países de destino y de origen.

La nueva forma de esclavitud, la trata de personas, unida muchas veces al tráfico de personas, es un fenómeno que debe de provocar la actuación de los gobiernos, de cara a proteger a las personas vulnerables de este tipo de flagelo. Igualmente se debe de crear un sistema que garantice la persecución y sanción a las mafias que hacen posible esta realidad.

Una reflexión que surgía en un taller es que, la reflexión se ha centrado mucho en posicionar a la persona migrante como agente de desarrollo tanto en el país que le acoge, como en aquel que ha dejado, sin embargo, siendo esto bueno y necesario, es conveniente un giro hacia el cuestionamiento del modelo de desarrollo, que genera la necesidad de migrar para poder encontrar una vida mejor. Este giro lleva a mirar las causas profundas de la situación actual, porque nos puede pasar que, al final, sigamos repitiendo el mismo sistema de desarrollo desigual y no equitativo.

Por eso el FSMM habla de derrumbar el modelo, de crear un “nuevo paradigma que asegure una relación armónica entre los derechos de los seres humanos y los de la Madre Tierra, y que a su vez permita pensar y definir nuevas políticas sobre desarrollo y migración” (Declaración de Quito). Para ello es necesario generar nuevos actores para el cambio social, empoderar a las personas migrantes y sus comunidades de origen para que ellas también participen en esta creación. Se precisa de experiencias concretas que hablen de la plausibilidad de un nuevo modelo, más humano, más equitativo, con perspectiva del respeto de los Derechos Humanos de todos y todas. Hay que demostrar en la práctica que sí se puede y hacerlo visible.

Fue un momento apasionante la marcha final que se realizó, donde participaron organizaciones campesinas, mujeres rurales, migrantes, refugiados y refugiadas, trabajadores agrícolas, desplazados, gente sin tierra, organizaciones de defensa de los derechos humanos, etc. Colorido, música, gritos, pancartas pidiendo un nuevo modelo, donde los más pequeños tengan cabida.

El siguiente paso en este camino se llevará a cabo en Asia, específicamente en Corea del Sur, país que será la sede del V FSMM. Para la organización se contará con el apoyo de los organismos locales comprometidos con la lucha por un sistema más justo, que respete los Derechos Humanos de las personas en movilidad.

Publicado en Revista Intercambio Nº 15 (Enero 2011)

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